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La Falsa victoria del Independentismo en Cataluña

El “independentismo moderado” no existe. El separatismo se ha radicalizado. Con esto el llamado nacionalismo Catalán, ha sacado sus peores resultados desde 1980. Sólo el 27,6% del censo. En 2017 alcanzó el 37,6%. Batacazo. El separatismo ha perdido el 30%, de los votos que obtuvo en 2017: de 2.079.000 a 1.456.000. 

Los partidos nacionalistas con representación parlamentaria se quedan en el 48,1% de los votos. El partido más votado en Cataluña no es separatista Partido Socialista Catalán. En las últimas elecciones tampoco lo fue Ciudadanos. 
El nacionalismo explícito tiene 74 escaños. Como en 2012. No son los 76 de 2010, o los 81 de 1992. Para sacar un diputado, JxC necesita 17.750 votos, ERC 18.291; VOX 19.807 y Cs 26.317. El sistema favorece al separatismo, lo de “un hombre un voto” no es cierto. 
La pandemia, no se puede poner de excusa, para decir que un millón y medio de electores. Sobre todo porque el 53,5% de participación que se produjo el 14-F supone un récord abstencionista que solo encuentra parangón en el registrado en una coyuntura diametralmente opuesta a la actual: los comicios del 92 (54,9%), celebrados en un momento de optimismo olímpico y razonable cohesión social.
Cataluña lleva una década partida en dos, enfrentada a un falso e insoluble dilema dramático de carácter existencial: seguir o no formando parte de España y, en consecuencia, también de Europa. Las elecciones del domingo pasado, no tiene ganadores. El independentismo esgrime como un éxito que justificaría nuevos intentos de “saltar la pared” el 51,3% de los sufragios que lograron reunir el 14-F las fuerzas formalmente secesionistas. Pero no pueden ignorar que cedió más de 600.000 sufragios con respecto a su cosecha del 2017. Es decir, 626.086 antiguos votantes independentistas decidieron olvidarse de la legitimidad del 1 de octubre y de la persistencia de los presos y exiliados. 
La barrera simbólica, de esa fantasía secesionista del 51,3% de los votos, se reduce en realidad a un apoyo del 27% del censo electoral, y la hegemonía independentista se reduce a cenizas. Es decir, solo uno de cada cuatro catalanes, expresó el domingo un impreciso deseo de continuar la aventura soberanista. Una desmovilización explicada por la distribución territorial de la abstención, el 45% en la Cataluña profunda, y hasta diez puntos más en la metropolitana. Y esa fuga dejó el contingente de quienes rechazan o simplemente no apoyan la independencia en torno a 1.400.000 votantes. O sea, algo más del 48% de los sufragios si se excluyen los nulos y que, expresado en cifras reales, supuso un 26% del censo; es decir, más de 15 puntos menos que en diciembre del 2017. Una muestra mas que evidente del hartazgo y de la fatiga de los ciudadanos. 
La victoria del socialista Salvador Illa es un resultado meritorio en un contexto tan difícil como el actual. Y los más de 46.000 sufragios que ha añadido el PSC a su resultado del 2017 tienen un gran valor en medio de la formidable caída de la participación. Todo ello sin olvidar que la hegemonía socialista en el bloque opuesto a la independencia implica que, a ese lado de la trinchera, domina una formación partidaria del diálogo y el pacto. 
El derrumbe de Ciudadanos alcanza unas dimensiones catastróficas, es digno de analizar, para saber que a veces no se puede estar jugando en Madrid a una cosa y en Barcelona en otra, los votantes así lo han entendido. Ni siquiera el PP se libra de esta debacle, no consiguen tener grupo en el hemiciclo. 
Vox es la segunda fuerza de oposición al nacionalismo en Cataluña, con casi 220.000 votos, con una representación que hace que la palabra sorpaso, tenga su clara representación, ya que ha dejado atrás a la marca de Podemos en Cataluña, Ciudadanos, PP, ha sabido catalizar el cansancio del aventurerismo independentista. Un partido que abiertamente dice que esta en contra el Independitismo y quiere la unidad de España, que no va con medias tintas, mientras que otros partidos han estado pasteleando o no definiéndose abiertamente. 
Las fuerzas centrales no son capaces de encontrar una solución aceptable al callejón sin salida del proceso Independentista. Unos prometerán por fin suprimir la autonomía, y proclamar la Independencia de España y por consiguiente de Europa, y otros lucharan por la unidad de España, parece que se prepara una lucha descarnizada. Recordando que España es el único estado de Europa, que deja que se presente a las elecciones de partidos Independentistas que promueven la ruptura de un Pias, así como a partidos que abiertamente promueven y enaltecen al terrorismo, en los demás países, estos partidos Políticos no existirían. Y como siempre los mas perjudicados las personas del pueblo, los políticos de todos los colores, se sentaran en sus bancadas e irán jugando, a los juegos de estrategia, para ver con quien pactar y llevarse el mejor trozo del pastel. Como dicen en Cataluña la pela es pela nen.
Publicado el día 17/02/2021 en:

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